El senador de la Región de Coquimbo lamentó que con el tiempo en la Región de Coquimbo no se adoptaran las medidas adecuadas para enfrentar la crisis hídrica, sobre todo ante la irrupción del cambio climático y la carencia de precipitaciones pluviométricas.
“En el tema hídrico tenemos problemas serios”, puntualiza con preocupación el senador por la Región de Coquimbo, Sergio Gahona, quien hasta el mes de marzo fue el presidente de la Comisión de Recursos Hídricos del Senado y ahora presidirá la Comisión de Medio Ambiente. En entrevista con periódico El Daín profundizó sobre esta materia, el futuro de los crianceros y los primeros efectos del Royalty minero, todas temáticas de interés para el mundo de la ruralidad.
El legislador adelantó que si no se adoptan medidas adecuadas, por ejemplo, en la provincia de Limarí, “podríamos tener problemas de abastecimiento de agua, no un corte total, pero sí razonamiento si no somos capaces de hacer un entendimiento entre las sanitarias y los regantes y acuerdo de redistribución de los caudales. Afortunadamente en Elqui, donde si bien el tranque Puclaro tiene poca agua, pero La Laguna como embalse de cabecera regula bastante y nunca falla. No tenemos embalse de cabecera en Limarí ni tampoco en Choapa y evidentemente la situación del agua en la Región de Coquimbo es absolutamente crítica y siento que nos empezamos como acostumbrar a esto y no le estamos dando la urgencia y la importancia al problema que tenemos”, recalcó.
En este aspecto, el congresista preciso que el debate se debe centrar en dos direcciones: “Primero, como usamos mejor el agua y segundo elemento cómo obtenemos nuevas fuentes y no hay que dejar de pensar y, esto puede ser polémico que dada la situación de estrechez hídrica que tenemos en esta región, hay que pensar como está hoy día la posesión de los derechos de agua, a pesar de que ya se modificó y hubo cambios al Código de Aguas. Puede ser polémico, porque los derechos de agua constituyen un patrimonio de particulares, pero si seguimos en esa lógica, vamos a tener problemas. Basta mirar el informe de los países desarrollados y no de informes de ONG ambientales, que hace una serie de felicitaciones al Estado de Chile por todo el avance en la institucionalidad, pero es un país que no recicla, tenemos problemas con la basura que genera una dificultad enorme y enfrentamos el tema del agua. Se propone derechamente reasignar los derechos de agua, son palabras mayores y ahí vamos a tener que tomar una decisión como Estado, aunque siempre digo que estas cosas hay que hacerlas gradualmente, pero no dejar de hacerlas”.
-¿Es por ello que el debate de contar con desaladoras en la Región de Coquimbo se torna clave?
“La Ministra de Obras Públicas Jéssica López, reconoció que dependían mucho de los privados, es por ello que le planteamos de cómo no impulsábamos desde el Estado con una concesión de obra pública, pero nos dijo que teníamos una dificultad porque el Ministerio de Obras Públicas no tiene la capacidad y facultad por sí mismo o vía concesión para obras de desalación para el consumo humano. Es por ello que le planteamos al Presidente de la República, Gabriel Boric que presentara un proyecto de ley, porque en mi caso era el Presidente de la Comisión de Recursos Hídricos del senado y el diputado Víctor Pino de la Comisión de la Cámara de Diputados y se lo sacaríamos en 60 días y ahí Víctor Pino hizo un gran trabajo y logró en tres sesiones sacar adelante el proyecto y después pasó al Senado donde lo sacamos en una sesión. Incluso, algunos senadores lo denominaron la ley Coquimbo, pero planteamos que era algo para el país y hoy día el MOP tiene facultades para construir desaladoras y resolvería, por ejemplo, el tema de Limarí donde hoy día la gente está comenzando a tomar agua salada producto que los pozos de los comités de Agua Potable Rural que están en la costa, el mar vía subterránea empieza a contaminar los pozos y ninguna empresa grande se interesará en construir una desaladora”.
-¿Pero, concretamente cuando podría partir la construcción en la Región de Coquimbo?
“Según la promesa de la Ministra de Obras Públicas, tengo un poco de escepticismo porque lo mismo nos prometieron con el hospital de La Serena y ahí estamos con problemas, se debiera estar licitando esta planta desaladora para La Serena y Coquimbo a fines del 2024 para tener seguridad de agua para ambas comunas y Ovalle. Después debiéramos pensar en una planta para toda la provincia de Limarí y en el caso de Choapa ir atendiendo con plantas desaladoras pequeñas”.
-¿Su ideal en la Comisión de Recursos Hídricos era haber dejado avanzado por lo menos una desaladora o partir los estudios con otro tranque?
“Hay que buscar soluciones de nuevas fuentes de agua basadas en la naturaleza y eso tiene que ver con la cosecha de agua, la tecnologización del consumo para riego como compuertas de telemetría para distribuir el agua adecuadamente. Le pedimos que conociera la experiencia australiana que tuvo la sequía del milenio a finales de los ’90 y hoy día tienen resueltos sus problemas de agua y hay toda una estrategia del uso eficiente, pero también de la gobernanza, por lo tanto, yo sé que a muchos no les va a gustar, pero hay que revisar el modelo de derechos de agua y como están distribuidos”.
MODERNIZACIÓN DE LA LEGISLACIÓN AMBIENTAL
-¿Cómo evalúa la puesta en marcha del Royalty en la minería, sobre todo en la Región de Coquimbo?
“Las empresas mineras en general quedaron conformes porque no quedamos en términos tributarios ni más ni menos que el Perú, pero cuál es la diferencia, que nuestra institucionalidad es muy distinta a la del Perú y podemos darnos el lujo de subir los impuestos, quedar igual que este país, pero los inversionistas siempre preferirán Chile porque es más seguro para invertir”.
-¿Cree que la excesiva ´permisología’ ha complicado el avance y concreción de proyectos?
“Efectivamente, hoy día hay alrededor de 35 permisos sectoriales en la tramitación ambiental que generan demora, pero no sé bien y lo conversaré con la Ministra de Medio Ambiente, porque ahora presidiré la Comisión de Medio Ambiente del Senado, si es la estructura de la Ley y de los reglamentos que pone tanta traba o como se ejecutan esos reglamentos o se aplica el criterio. Hoy día no hay mucho criterio de proporcionalidad. Por ejemplo, en una situación de Monumentos Nacionales si encuentras un cementerio indígena se paraliza una obra y si encuentras una cerámica aislada los tiempos son exactamente los mismos, por lo que no hay proporcionalidad. Además, poca gente se dedica a la Arqueología y en un tiempo están normando desde el Consejo de Monumentos Nacionales y en el otro tiempo trabajan para las empresas que tienen que conseguir que esta institución le apruebe las iniciativas, por lo que hay que hacer una reestructuración muy grande y hay que regionalizarlo”.
-¿Dónde colocará el énfasis en la Comisión de Medio Ambiente?
“El acento lo colocaremos en la modernización de la legislación ambiental donde el Gobierno presentó un proyecto que se supone reduce los plazos. Además, el cómo nos vamos adaptando a las normas del acuerdo de Escazú en cuanto a la participación ciudadana que es un tema relevante en cuanto a la justicia ambiental y también el cómo reducimos los plazos y la discrecionalidad arbitraria. La relación con la Ministra de Medio Ambiente es buena y estamos seguro que vamos a dirigir todo el cambio de la legislación ambiental que tenemos que hacer el 2024 que es profundo y grande”.
CAMBIO DE MENTALIDAD PARA LOS CRIANCEROS
-¿Cuándo se conoce la realidad actual de los crianceros quienes siguen esperando bonos y ayuda, la sensación es que se ha avanzado poco en las últimas décadas?
“Es cierto, en 30 años no hemos avanzado nada y durante este tiempo nos hemos dedicado a mitigar la emergencia con un poco de alimentos para los animales que tampoco resuelve el problema, algunas bonificaciones especiales, pero no hay una solución de fondo. Creo firmemente en la reducción de la masa del ganado caprino, no podemos tener 500 cabezas de ganado, porque no tendríamos como alimentarlas”.
-¿Tenía razón el ex director de Indap Ricardo Ariztía que en su momento dijo que había que eliminar las cabras, aunque algunos criticaron la manera como lo dijo?
“No fue la mejor forma, pero hay que buscar fórmulas para reducir el ganado caprino, guardando todo lo que tenga que ver con la idiosincrasia y cultura que tiene la actividad. Estamos en sequía y cambio climático que llegó para quedarse y será la propia naturaleza la que se encargará de reducir esa masa de ganado caprino. Lo que hay que hacer es cómo le agregamos valor a esta actividad para tener productos de exportación o comercialización. Más allá de tener 500 cabras y hay que decirlo, han devastado la vegetación de las praderas y cerros, es preferible tener 100, pero las mejores y produciendo con la mejor tecnología y ahí es donde el Estado tiene que colocar recursos y tecnologizar o buscar la asociatividad. Sé que se ha intentado, por ejemplo con Más Región”.
-¿Cuánto se puede avanzar en medio de dos años netamente electorales (2024-2025?
“Creo que no cambiará mucho porque hoy día la mayor preocupación es cómo tenemos más fuentes de agua y cómo usamos mejor el agua y ahí estarán centrados todos los esfuerzos. En el caso del ganado caprino y la gente que se dedica a ello solamente se mitigará, pero no veo una política pública bien definida y se han intentado varias cosas que no han resultado. Pero, hay ejemplos interesantes, en Flor del Valle en Monte Patria se producen quesos de cabra de buena calidad y buen precio y existe un sistema estabulado, pero nos falta ver como comercializamos este producto y la manera de encadenar con los supermercados y la exportación donde falta un trabajo mucho más importante y digámoslo también, conviene tener esta suerte de captura del criancero a través de los bonos y la ayuda. Hay una especie de clientelismo por lo que hay que buscar fórmulas de terminarlo, pero dándoles herramientas a los crianceros para que puedan tener un mejor desarrollo. Uno de los buenos ejemplos son los pescadores de Caleta San Pedro, Pichidangui y San Pedro de Los Vilos, ellos producen y venden sus productos directamente a los supermercados de Las Condes en Santiago. Se les ha entregado recursos de Corfo y han modernizado su infraestructura y pensando en el turismo, la gastronomía y valor agregado”.
-En el campo había expectativas que las dos propuestas de nueva Constitución que fueron rechazadas podrían cambiar el futuro del sector, ¿ese no era el camino?
“Lo que ocurre es que al final nosotros vivimos en un país donde no es solo crianceros, mineros o agricultores. Por ejemplo, el Gobernador del Bío-Bío planteó que por ningún motivo permitirá que se trajera agua hacia el norte porque ese recurso le pertenecía a la gente de esa zona, pero después declaré en un medio cuando me preguntaron que el agua es un bien nacional de uso público, por lo tanto, le pertenece a la nación toda, no es de un territorio determinado y bajo esa lógica del Gobernador de Bío-Bío, el cobre le pertenecería a la Región de Antofagasta lo que sería una locura. Es por ello que en el caso de los crianceros debemos entender que tenemos un cambio climático y ver cómo mantenemos y desarrollamos una actividad que permita complementar lo patrimonial-cultural con lo turístico y productivo, pero para eso hay que modernizarse y tener la mente abierta como lo han hecho muchos crianceros en Limarí, Choapa y Elqui que han mejorado la característica de su ganado. Pero, no se trata de colocarles más fardos de pasto ni más bonos, sino que cómo le doy recursos para que después se las puedan batir solos y sean más productivos”.