El ex seremi de Minería y ex constituyente y quien aspira a transformarse en el candidato a Gobernador por Chile Vamos reconoce que debe existir una mayor preocupación por los territorios alejados, sobre todo por el potencial que poseen.
La ruralidad y estilo de vida que se vive en el campo no es una variable desconocida para el abogado y ex seremi de minería y ex Constituyente, Roberto Vega. En entrevista con Periódico El Dain admitió que es nieto de un comunero de Chalinga al interior de Ovalle, por lo que adelantó que en su aspiración de transformarse en el candidato a Gobernador por Chile Vamos en las primarias del 9 de junio, ha desplegado un fuerte despliegue por diferentes sectores y organizaciones.
“Quienes conocemos y hemos vivido en la ruralidad, el principal problema es la conectividad, tanto del transporte como la conectividad digital, donde no existe la cobertura suficiente. Aquí tenemos un tremendo desafío por parte de las autoridades en general. Lo segundo es tratar de fortalecer la conectividad digital donde se pueda a través de las distintas herramientas que tenemos. Un ejemplo, es Starlink que permite tener conectividad donde jamás había llegado y con muy buena calidad de transferencia de datos. Igualmente, hay que tener un plan fuerte para darle conectividad vial, porque si una persona en la ruralidad se enferma necesariamente tiene que ser trasladada a los centros urbanos de atención de salud porque más allá del tremendo trabajo que hacen los médicos rurales no están operativos las 24 horas del día como sí ocurre con los hospitales”.
-¿Cuál es su propuesta en materia de crisis hídrica, sobre todo porque la falta de agua ha complicado la permanencia de las familias en la ruralidad?
“Primero, tenemos que tener mucha fe para que pueda volver a llover en las cantidades que lo necesitamos y segundo darle soluciones que vayan del lado de la tecnología. Por ejemplo, implementar dos plantas desalinizadoras de mínimo 1.600 litros por segundo como lo tiene la Compañía Minera Los Pelambres. Hemos proyectado que una debe estar en la zona de Puerto Oscuro y la segunda en Elqui. De la misma se debe hacer un ordenamiento territorial del sector marítimo y avanzar en ciertos permisos mínimos que tiene que manejar el Estado como son las áreas de concesión. Hoy en día hemos hablado mucho de plantas desalinizadoras en distintos gobiernos, pero ninguno ha sido capaz de decir las zonas donde se podrán desarrollar”.
-¿Como ex seremi de Minería como advertía la relación y convivencia entre las mineras y las comunidades agrícolas?
“Hay mineras y mineras, aquí el gran error del sector productivo es que la gran mayoría no aplica desde los orígenes la política del buen vecino. Uno no puede hacer minería si no hay licencia social. A la minería la veo como un motor no sólo de desarrollo económico, sino que de movilidad social. Un ejemplo de ello es lo que pasó en la Región de Coquimbo con el mineral El Indio que permitió superar ciertas brechas de pobreza que teníamos en los años ’80, pero para ello la riqueza tiene que quedar en parte en manos de quienes están en los territorios afectados. Creo que el Royalty ha sido un avance, pero no es suficiente, porque no sacas nada con entregar recursos de libre disposición a los municipios si finalmente el vecino siente que no gana nada con la minería (…) Es por ello que debe existir un gran desarrollo y poder colocar ciertos puntos que hagan que la gente quiera a la minería y no que la sienta como un vecino desagradable”.
-¿El gran debate es que transcurrido la vida útil de la minería, qué viene después o qué dejará para los residentes cercanos o nuevas generaciones?
“Es importante perfeccionar la política de plan de cierre en Chile. Ejemplo de ellos, es que tenemos dos en esta región, el cierre de la ex minera El Indio que está muy bien perfilado y se han invertido los recursos y el plan de cierre de la Minera Dayton que cayó en quiebra y que hay sido un tremendo dolor de cabeza para todas las autoridades. Debemos tener políticas que cuando una minera cierra o quiebra se pueda hacer la remediación medioambiental como corresponde”.
PERFIL Y CÓDIGOS PROPIO
-¿Apostaría para que las mineras también aporten en el ámbito cultural y medioambiental?
“Cuando una empresa se involucra con un territorio que está afectada por la ruralidad tradicional como ocurre en nuestra región, por ejemplo, los crianceros de caprino o la economía campesina de subsistencia, es necesario colocarle valor a esas personas y que esas tradiciones y forma de vida realmente se ven reflejada hacia el futuro. Soy nieto de comunero, mi abuelo era comunero en la Comunidad Agrícola de Chalinga, en Ovalle, al interior y nosotros siempre hemos entendido cual es la idiosincrasia del comunero que es totalmente distinta a la de otros agricultores”.
-¿La inquietud es por el futuro de los jóvenes que viven en los territorios alejados que terminan emigrando a los centros urbanos, se puede buscar una salida con las empresas que están alrededor?
“El tema de la migración campo-ciudad no solamente es del sector campesino de las comunidades agrícolas, sino que de la agricultura transversalmente y eso se da por un tema de perspectiva económica. Hoy día es muy difícil para un agricultor competir respecto a las remuneraciones frente a una minera, por eso los jóvenes abandonan el campo y se están trasladando hacia las ciudades porque mejoran su calidad de vida y eso es una realidad. Ahora, lo que tenemos que hacer es establecer políticas de subsidios a nivel nacional para incentivar a que los jóvenes puedan permanecer o desarrollar parte de su vida en las comunidades tradicionales”.
-El tema es que cuando las empresas solicitan mano de obra, acceden personas en la primera etapa, pero después se complica porque no cuentan con experiencia o capacitación…
“Ahí necesariamente tienes que hacer esfuerzos en educación para que a los jóvenes se les genere las capacidades que la industria minera requiere y también la industria en general, porque no solo podemos vivir de minería. No podemos dejar de lado la agricultura, la pesca, que son actividades extractivas y productivas que también requieren personal capacitado y lamentablemente cuando no está en la región se sale a buscar a fuera”.
-¿El turismo rural lo advierte como una alternativa?
“El turismo rural es una alternativa de desarrollo y más allá de lo verde y la sequedad, nuestra zona tiene su atractivo. Poseemos historia con los pueblos, por ejemplo, Lambert o todo lo que se conectaba antiguamente con la línea férrea y hoy no hay casi nada de movimiento, está abandonada. Tenemos que levantar no sólo nuestra tradición rural, sino que nuestra identidad regional y eso pasa por conocernos y respetarnos desde nuestros orígenes”.