Hasta sus últimos días en el sector El 22, don Zacarías Contreras vivió rodeado de sus animales y recuerdos y tras su deceso en noviembre de 2023 su figura fue reconocida por la intensidad y pasión con que desarrolló su trabajo de criancero e integrante de la Comunidad Agrícola Olla de Caldera.
En el sector El 22, don Zacarías Contreras fue todo un personaje. Aunque su salud no le permitía realizar como antaño su labor de criancero, se las arreglaba para ayudar a su hijo Alfonso “Nene” Contreras en los quehaceres de esta ancestral actividad. Estaba entre los integrantes más antiguos de la Comunidad Agrícola de Olla de Caldera y se había transformado en un referente por la pasión con que desarrolló su labor. A pesar de la sequía, nunca dejó de tener ganado. Es por ello que tras su deceso a fines de noviembre de 2023, su figura y labor fue reconocida por quienes lo conocieron y se lo hicieron sentir. Se coincidió que tras su deceso se extinguía una parte importante de la tradición criancera del territorio.
El 2015 fue la última vez que subió a la cordillera. En aquella oportunidad lo encontramos en la posesión de Polvito en el mes de junio. Irradiaba felicidad. Limitaciones auditivas le impedían entablar un diálogo fluido, sin embargo, no ocultó la importancia que significaba para él la crianza de ganado caprino, labor que realizó por décadas. “Ha sido mi vida y la desarrollaré siempre”, nos confesó. La conversación se efectuó en medio de otra de sus pasiones: el consumo de mate que acompañaba con pan amasado.
“A él le gustaba arrear su ganado desde el sector El 22 hasta Los Cuartitos (lugar cordillerano), tenía un ‘sillero’, pero andaba a ratos solamente. Le gustaba estar hasta el mes de mayo en la cordillera cuando estaba más joven y a veces nos pillaba el temporal y costaba para salir”, rememoró su hijo Alfonso Contreras, quien actualmente sigue con el legado y creció escuchando sus consejos.
Acompañó a su padre desde los 7 años, “además, me contaba que desde chico le gustaban los animales y quería ser arriero y fue un tiempo y vivía de lo que producía el ganado. Con él aprendí a cargar leña a los 11 años”, rememora con nostalgia y agradecimiento.
En los últimos años conversaban con más frecuencia sobre continuar la misión, “ y que mantuviera el derecho de la comunidad y que siguiera con los animales hasta el último”, confesó.
RECONOCIMIENTO A SU TENACIDAD
Durante su despedida en la Iglesia San Juan Evangelista de La Compañía Alta como en el cementerio del lugar se resaltó sus cualidades y el apego que tenía por el trabajo en el campo. Su hija Rosa Contreras Herrera aseguró que su padre amaba sus animales, “y la cordillera, le gustaba el campo, la tierra, salir al cerro, y las veranadas. Sus animales eran lo primero”, puntualizó.
Margarita Contreras admitió que su padre jamás quiso refugiarse en la urbanidad, “le gustaba pertenecer a la comunidad, él dejó que nosotros nos desarrolláramos, que estudiáramos y fuésemos otras personas, pero el campo fue su vida”, remarcó.
Dolly Contreras Herrera precisó el cariño que tenía su padre por la ganadería. “Yo nací en un cuartito que está en el 22 y eso ocurrió hace 65 años y las montañas para mí significan algo muy importante. La última vez que fui a la cordillera tenía 15 años y fue a Los Cuartitos y ahí tuve vivencias muy lindas. Para él la tía Rosa era muy importante (sus sueños eran las cabras), hablaba poco, pero era de los comuneros de la gente antigua, que no hablaba mucho, era distinto, pero no puedes pedir algo de lo que él no recibió tampoco, pero hay un reconocimiento hacia el papa y Mamá y no puede desconocer esas raíces que son súper importante y eso es lo más importante”.
GUÍA PARA LAS NUEVAS GENERACIONES
El directorio de la Comunidad Agrícola Olla de Caldera mantuvo una fuerte cercanía con don Zacarías, sobre todo, en el periodo de pandemia donde lo visitó en más de una ocasión. La presidenta de la agrupación, Susana Alfaro resaltó que su cariño y pasión por el trabajo de criancero representaba un ejemplo para las nuevas generaciones. “Fue un fiel representante de lo que es un comunero tradicional, toda su vida dedicado a la crianza de ganado caprino, teniendo como base la majada en el sector el 22. Nunca dejó el campo y la comunidad, solo lo hizo en épocas de veranada para irse a la cordillera. Culturalmente era un trashumante permanente, y muy querendón de su tierra”, subrayó. .
“Se nos fue uno comunero que marcó a muchos crianceros por la pasión y cariño conque desarrollaba esta actividad. Hasta último se las arreglaba para cuidarlos. El directorio lo visitó constantemente, principalmente cuando la pandemia arreció fuerte, para saber de su salud”. Tras su deceso igualmente se hizo presente en su hogar acompañando igualmente a su familia.